Nace en Montevideo, Uruguay en 1874. Hijo de padre catalán y madre uruguaya. A los 17 años viaja a Barcelona y en la Academia de Bellas Artes se familiariza con los clásicos, estudiando Filosofía Griega, Literatura e Historia del Arte. Se dedica fervorosamente a la pintura y se vincula al “Cercle Artistic de Saint Lluc”. Enseña, escribe y realiza ilustraciones en revistas y diarios, con una visible influencia de Steinlen, Toulouse Lautrec y más tarde de Puvis de Chavannes. Comienza a destacarse en el ámbito artístico y frecuenta el café “Els Quatre Gats” junto a Picasso, Sunyer y otros. Colabora en numerosas publicaciones. En 1897 realiza su primera exposición individual en el Salón del periódico “La Vanguardia” de Barcelona. Entre 1903 y 1907 colabora con Gaudí en la Sagrada Familia y en la restauración de los vitrales de la Catedral de Palma de Mallorca. En 1909 se casa con Manolita Piña y pinta dos grandes murales para el pabellón uruguayo en la Exposición Internacional de Bruselas. Dos años más tarde viaja a Italia donde estudia la pintura al fresco. Eugenio d’Ors ubica a Torres García dentro del movimiento “Noucentisme” (novecentismo), corriente catalana y mediterranista que busca los antecedentes clásicos; parte del “renacimiento catalán” que inspira a Gaudí y al joven Picasso. En su libro “Notes sobre Art” de 1913, presenta un verdadero tratado plástico del novecentismo. Este mismo año realiza murales para el Salón de San Jorge de la Diputación de Barcelona, despertando críticas en la prensa y grandes elogios por parte de los sectores más avanzados de la cultura catalana. Torres García va paulatinamente abandonando el tono helénico para representar el mundo que lo rodea. Este mismo hecho acrecienta las críticas, hasta que en 1917 le ordenan suspender la realización de los murales. En 1925 se cierra el episodio de los frescos cubriéndolos el gobierno por otros trabajos de pintores oficiales, pese al repudio de los sectores más avanzados de la plástica catalana. Estos frescos permanecerán cubiertos hasta después de la muerte del artista. Para Torres García estas obras quedaron perdidas definitivamente, sin saber que años después la Diputación de Barcelona destaparía estos murales y le daría una segunda oportunidad. Viaja a Italia y Suiza. Continua publicando textos claves de su concepción del arte: «Dialegs» en 1915, «Ensayo de Clasicismo» y «El descubrimiento de sí mismo» en 1916, cuya temática muestra el dinamismo de la calle. Su amistad con el pintor Rafael Barradas es muy profunda y clave en su desarrollo artístico. Viaja a París donde es recibido por Joan Miró. En 1920 se traslada a Nueva York donde un año después conocerá a Marcel Duchamp y la vanguardia americana. Expone en el Whitney Studio Club. Comienza el diseño de juguetes móviles de madera. En Nueva York conoce la efervescencia de la ciudad y la modernidad. En 1922 viaja a Italia. Se instala en Livorno y Fiesole. Continúa la realización de juguetes que había comenzado en Nueva York. En 1924 viaja a Villefranche-sur-mer, Francia, allí pasa una estadía de dos años. En 1926 se instala en París donde permanecerá hasta 1932. Conoce a Theo Van Doesburg quien lo pone en contacto con el neoplasticismo, especialmente con Mondrian. Estudia las artes precolombinas y africanas en el Museo de Artes Decorativas que influirán profundamente su obra. En 1930 expone en la Galería Zac junto a Figari, Monteiro, Orozco, Pizarro, Diego Rivera y otros. Crea y dirige con Michel Seuphor la primera revista de arte abstracto «Cercle et Carré», de la que forman parte también sus amigos y artistas: Kandinsky, Mondrian, Van Doesburg, Vantongerloo, Klee, Le Corbousier, Léger, Delaunay, Arp, etc. En su primera edición escribe el manifiesto “Voulouir Construire”, donde define la misión del artista como la creación de un orden, pasando de lo particular a lo universal, de lo sensible a lo ideal, de lo diverso a lo uno. Es en París donde Torres García desarrolla en profundidad sus ideas plásticas constructivas. Durante estos años escribe más de veinte textos sobre cuestiones estéticas. Expone junto a Dalí, Giacometti, Lurçat, Max Ernst y Miró e individualmente en Galería J. Bucher. La grave situación económica mundial lo obliga a dejar París. En 1933 se instala en Madrid donde se encuentra con Guillermo de Torre; realiza una exposición en el Museo de Arte Moderno de Madrid con 70 obras. Edita junto a un grupo de artistas constructivos la revista “Guiones”. En 1934, regresa a Montevideo, con 43 años y consolida su ideario artístico y filosófico, que se expresa con un singular arte constructivo, humanístico y universal. Crea la Asociación de Arte Constructivo (AAC). Su labor de creador plástico es acompañada de una persistente prédica por el arte moderno en conferencias y audiciones radiales. Desde 1935 hasta 1943 continúa con la publicación de la revista Círculo y Cuadrado, segunda época, con el Manifiesto «Nuestro Norte es el Sur», utilizando el mapa de América del Sur invertido. Enseña y difunde el arte contemporáneo. Publica «Metafísica de la Prehistoria Indoamericana», «La Tradición del Hombre Abstracto» e «Historia de mi Vida». En 1938 realiza el Monumento Cósmico en granito rosa en Montevideo. En 1939 pinta los retratos de hombres célebres. En 1942 expone en Galería Müller, Buenos Aires. En 1943 funda el Taller Torres García (TTG) consolidando una nueva generación de artistas: pintores, escultores y arquitectos. Dentro de sus alumnos se destacan sus hijos Augusto y Horacio, Gurvich, Fonseca, Matto, Alpuy, Anhelo Hernández, entre otros. Ese mismo año comienza los frescos del Hospital Saint-Bois junto a sus principales alumnos. Publica «Universalismo Constructivo», donde reúne 149 conferencias dadas en Montevideo entre 1934 y 1943. Fallece en Montevideo en 1949.
Galería en Punta del Este
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